sábado, 2 de noviembre de 2013

MUERTO A LA FUERZA


Hoy me acaban de comunicar que he muerto. Realmente sorprende que alguien de la administración te llame a primera hora de la mañana para realizar esta gestión. Todavía tenía pasta de dientes en la boca y cuando descolgué el teléfono móvil lo dejé hecho un asco, parecía que quería afeitarlo. Me explicó que por ese motivo tendré que dejar de trabajar y evitar asistir a actos públicos; dejar a la novia si es que había tenido suerte y trasladar mi domicilio a un lugar más discreto y tranquilo. Hay cementerios realmente excelentes para casos muy especiales como el mío. Tenía que pensar que no estaba bien visto que un muerto declarado anduviera por la sociedad ya que ésta tiene unos principios éticos y morales decentes.
Se me estaba poniendo la cara de berenjena. Siempre me he caracterizado por poseer un carácter fuerte, agudo y perspicaz, con ánimo de dar soporte siempre al más desfavorecido. Me estaba dando cuenta que los muertos no tienen los mismos derechos que los vivos y sinceramente no veo que diferencia hay entre los que se lo creen y los “ultratumbistas”. Yo personalmente, nunca he visto a un muerto y sigo creyendo que es un mito. El administrativo me comentó que en otras circunstancias me daría la razón pero el hecho es que estaba muerto. Su trabajo implicaba sencillamente transmitir el comunicado por vía telefónica a la persona afectada, para asegurarse que recibía el mensaje. Según él no podía hacer de capellán del pueblo, ya que se había demostrado que de religioso nada de nada, y que si se ponía a explicar la razón del porqué lo expulsaron del seminario cuando estudiaba para monje de clausura, se daría cuenta. Resulta que un día se levantó con ánimo de cambiar el estamento eclesiástico y quiso ser creativo modernizando el padre nuestro, no hubo manera. No tenía vocación para aprenderse LBiblia de memoria, pero si para decir que la gente estaba muerta. Estudió ciencias políticas y de comunicación especializándose en “mensaje de defunción”. Su objetivo era ser presidente de algún país porqué admiraba la sutileza con que éstas personalidades llamaban a la gente “muertos de hambre”, son unos maestros en ese arte. Me lo dejó claro: ¡Chico! ¡estás muerto y punto!

jueves, 31 de octubre de 2013

LOS INGLESES




Me pongo la gabardina de corte inglés sobre la camisa de cuadros escoceses bien ceñida; mis pantalones estrechos de pernera negros, porqué me alzan el culo, también inglés; y a golpes de cabeza en el aire me peino a ritmo de heavy metal auténticamente inglés. Es perfecta para oxigenar mi cabello.
Si no os habéis dado cuenta soy un “cool” adolescente inglés. Sólo me falta una cosa. Alargar mi cuello de avestruz que tengo y sumergirme en la melancolía del caminar propia de los ingleses. Hasta aquí la estadística dice que debería pasar desapercibido y ser un individuo del montón. Como adolescente inglés no estaría interesado en la política de mi país; ni de la economía; ni del resto, pero en realidad me encanta. En especial los temas de política y sociedad. Estoy viviendo en un circo mediático donde la gente vota por ese espectáculo y todo el mundo participa. Se venden más periódicos sensacionalistas que de crítica constructiva. La evolución del pensamiento inglés transcurre y se centra en la contraportada del “The Sun” en los lavabos públicos.
He reflexionado intensamente y he podido extraer conclusiones: la culpa es de los españoles. Si uno pone TVE a las 14:30 se informa con todo esmero de detalles que los hijos de ciertos cantantes de copla tienen hijos con una elegancia muy deseable. Que ciertas personas de la nobleza octogenarias viven coleando felizmente casándose por tercera vez. Pero no sé quién ha copiado a quién. Mi reina hace buenos negocios alquilando sus propiedades en los futuros juegos olímpicos, mientras que la monarquía española es noticia por corrupción de un yerno del rey que vive en Washington D.C.
A los ingleses nos encanta ir a Alicante, a la comunidad de Valencia donde era presidida por “Camps” (el bien vestido, un hombre con clase) a tomar el sol porqué no cuesta ninguna libra y a comer paellas. Los ingleses somos inteligentes y no nos gusta que nos paguen trajes. Los ingleses son mejores.
Si todavía estás leyendo vas a pensar que soy un inglés estirado, pijo, egocéntrico y que tengo un chihuahua negro espantadizo. Pues no os equivocáis, ni tampoco en que tengo una ex-novia española valenciana. Y que mi padre es un diplomático de la nobleza inglesa, muy culto y accionista del “The Sun”, donde conocí precisamente a mi ex que dejé al cabo de un día por la imposibilidad de que aprendiera inglés.





















miércoles, 30 de octubre de 2013

VEO

Veo en mi Chile
su sol de primavera,
algo de triste.

ZAPATOS LUSTRADOS

Si me pusiera a caminar aceleradamente sería para dirigirme a un lugar muy concreto y especial: "La sala de los pasos perdidos". Hay que darse prisa, ya que es un lugar muy codiciado. El problema recae en que estoy sólo y soy ciego. 
He decidido que en este año 2012 el camino a seguir literalmente será el de las personas honestas, sensatas y humildes. Me han dicho y así tiene que ser que el eco de los zapatos, porqué ese tipo de personas siempre llevan, huele a lustrado y a éxito. Tengo que deciros que me cuesta imaginármelos; era jovencísimo cuando vi un par por última vez. La única imagen que tengo fijada en la retina está borrosa; apesta a moho y es de comunión de pueblo franquista. Lo presiento. Tendré que concentrarme y hacer el más increíble esfuerzo, para escuchar el claqué de uno de ellos.
Como soy feo para ir en la calle, no es que lo haya visto, sino es que me lo han dicho explícitamente; tendré que ir a un especialista de estética clásica. EDBasilio me comenta muy amablemente que tendré que hacerme unos retoques "profundos" y de "consecuencias visibles". Me explicó que de cambiar cabezas no sabia, pero que de reemplazar caras, la gente quedaba muy satisfecha. Dicho y hecho. Como la sociedad es así de banal y de superficial a lo mejor ahora no estaré solo, siendo más guapo y avispado y me ayudará a encontrar la maldita sala.
Todos los pasos perdidos, es decir, todos aquellos que por descuidos cuotidianos realizamos van a parar a esa sala.
Me visto con las mejores galas, el traje gris y la corbata de turno y me planto en la calle. Derecho como un palo de los buenos, agudizo el oído y no escucho ningún "zapato lustrado", nada. Me extraña y pregunto al primero que se topa conmigo: ¿Qué no hay nadie que lleve zapatos lustrados? Me responde: No señor. Ahora es moda llevar zapatillas de "marcha tranquila", como estamos en crisis y se prevé una recuperación lenta, todo el mundo se ha puesto al día con ese tema. Le daré un consejo. Si va a la Generalitat de Catalunya o en algún congreso de diputados los individuos propietarios de éstas que habitan en los horarios laborales llevan. ¡Se ve que caminan mucho y tienen que ser elegantes y galantes! ¡Siempre tienen prisa y deben dar buena imagen. ¿Por cierto, usted es político?